La hepatitis vírica crónica es un síndrome caracterizado por una infección vírica hepatótropa, habitualmente asociada a inflamación crónica, lesión de los hepatocitos y fibrosis progresiva, que puede evolucionar a cirrosis y sus complicaciones asociadas. La hepatitis se vuelve crónica cuando la infección dura más de seis meses, normalmente en el contexto de la VHC o VHB.
Existen fuertes correlaciones entre la rigidez hepática y la fibrosis hepática en la hepatitis C y la hepatitis B, así como en otras causas de hepatopatía, como EHNA y ENA.
Antes de VCTE™ y CAP™, la única opción diagnóstica para evaluar a los pacientes con el virus de la hepatitis C era la biopsia, e incluso entonces no siempre se podían detectar los casos dudosos. Ahora ya casi se ha dejado de hacer biopsias, excepto en dilemas diagnósticos excepcionales.
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